Imagen: Alen Kopera
CRISIS
En algún momento de nuestra vida, sobre todo, después de la adolescencia, hombres y mujeres llegamos a sentir la necesidad impetuosa de conectar “con algo” que va más allá de toda conciencia antes conocida; surge la necesidad de mirar más allá, dar mayor sentido a nuestra vida, de abrirnos a una memoria más profunda, nos demos cuenta o no- algo se detona internamente que nos lleva a buscar cambios en nuestro cotidiano, que nos conduce a estar incómod@s con nuestras decisiones previas y hábitos.
Esa incomodidad profunda y a veces, devastadora, suele tener un nombre: crisis.
Y si bien sabemos que toda crisis es una oportunidad, mayormente lo que no sabemos es cómo aprovechar esta oportunidad, cómo podemos profundizar y salir de ella, con las manos repletas de bendiciones y alquimia.
La vida tiene sus propios momentos y estaciones, transitarlos desde un sentido sagrado y fluir con sus ritmos -así como nuestros ritmos internos- nos ahorraría sufrimiento y numerosos estragos personales. Entender también, cuando estamos en pareja, que el otro o la otra pasa también por sus propios ritmos y momentos de transición, nos recolocaría amorosamente en ese salón de espejos, donde lo que miro en el otro tiene mucho que ver con mi propia historia personal y viejos sucesos no resueltos.
Usualmente una crisis -personal o de pareja- implica pérdidas y sacrificios; lo interesante sería aprender a vivir el sacrificio desde su significación verdadera que es “hacer sagradas las cosas al entregarlas y honrarlas”, sin tener que volvernos caótic@s o sufrir dramáticamente estas transiciones.
LA INICIACIÓN
Toda crisis trae consigo una oportunidad importante para renovarnos y cambiar las situaciones previas que ya no sirven más a nuestra experiencia, y que han agotado el aprendizaje en nuestra vida. Toda crisis es en realidad, una oportunidad para re-comenzar e iniciarnos en un nuevo momento y serie de aprendizajes, dándonos -si lo deseamos y permitimos- la oportunidad de retomar lo sagrado, de profundizar en nuestra existencia, de encontrarnos con nuestro Espíritu -que nos conecta con el Gran Misterio.
Cuando nos quedamos sin sentido en la vida es el momento perfecto para iniciarnos en una búsqueda que va más allá de lo visible, de lo conocido, que nos invita a desafiar nuestro hábitos y viejas formas de expresarnos en esta Madre Tierra.
El viaje iniciático sucede distinto para hombres y para mujeres.
En ambos comienza con una incomodidad honda e inexplicable, pero el desarrollo va siendo diferente, va pidiendo una labor interna distinta:
En las mujeres, comienza con un impulso -mayormente involuntario- de ir hacia la sombra personal (a través de siete fases), en donde se despiertan memorias del clan, viejos dolores no resueltos, la necesidad de conectar con el enojo y el cansancio inconsciente para traerlo a la luz y transmutar. Y contrario a lo que hemos pensado -y nos han enseñado, la resolución de la crisis NO está en ir por un nuevo título de posgrado, comprar una nueva casa o automóvil, mucho menos cambiar de pareja. En realidad se encuentra en la decisión de permitirnos ser conducidas por ese profundo túnel hasta iniciarnos, hasta recobrar lo sagrado por el descenso y ascenso al “inframundo” personal.
En las mujeres, esta iniciación implica un movimiento espiral (hacia adentro), en el cual vamos recuperando nuestra humedad creativa, vamos cuestionando y resignificando territorios cruciales de nuestra experiencia humana: la autoridad personal, la impecabilidad de nuestra palabra, la compasión, la forma como manifestamos y la belleza de nuestro intento.
En los hombres el desarrollo comienza con el impulso de completar una serie de trabajos internos y externos, de reconocer y re-dirigir su energía masculina hacia objetivos que obedecen necesidades profundas y que resuenan con doce vivencias arquetípicas. Una vez que se han culminado estos trabajos, la necesidad es dirigir su intento hacia el reencuentro con su mago o chamán interno y rendirse ante la sabiduría que ha encontrado.
En los hombres, la iniciación posee un ritmo más lento, en la cual la energía masculina se va poniendo al servicio de una serie de trabajos que requieren mostrarse externamente, el llamado es a realizar “afuera” para después revelar “adentro”, profundizando en un entrenamiento corporal, mental y emocional; al final de la jornada acontece el reencuentro del hombre con la sabiduría de sus ancestros y masculinidad sagrada -si así se lo permite.
PAREJA
Cuando estamos en pareja vivir estas crisis e iniciaciones puede resultar un tremendo lío. Sobre todo cuando nos encontramos ante la imposibilidad de reconocer, comprender y honrar los cambios en el otro o la otra. Ya que de acuerdo a la edad y vivencias personales es que la crisis de iniciación toma diferente color, y configuración.
Y no, no es que de primera impresión la pareja que elegimos “no sea la correcta” o “necesitemos un cambio de aires”, o como nos han enseñado a much@s en una pobre educación amatoria “el otro o la otra es egoísta y no le importamos”; más bien, nos hace falta entender y honrar los ritmos sagrados -propios y de pareja.
Cuando nos permitimos darnos cuenta que como personas viviendo experiencias humanas necesitamos continuamente realizar búsquedas sagradas (en menor o mayor medida) podemos permitirnos también compartir el camino desde un lugar verdaderamente expuesto al amor y desde el amor, dejando a un lado los egocentrismos, viviendo la experiencia de pareja desde un nuevo lugar.
Tomando en cuenta los ciclos de los planetas personales (Mercurio, Venus y Marte) y de Saturno (quien rige nuestra relación con el tiempo) estas crisis de iniciación suelen detonarse alrededor de los 24, 32, 40, 48 y 56 años de vida, trayendo consigo importantes necesidades de cambio, abriendo paso a la oportunidad de alquimia personal y de pareja.
Si colocamos el intento en mirar, reconocer e integrar estas crisis, en abrirnos al entendimiento profundo de cada una de nuestras iniciaciones (y los momentos sagrados del otro o de la otra), nos estaremos dando la oportunidad de abrirnos al verdadero amor. Porque como dijeran los sabios: la pareja es la oportunidad de entender la dualidad sagrada en el Universo.
La Mujer Lunar
Si deseas conocer cuáles son las fases en cada camino de iniciación (para mujeres y para hombres) te invitamos a inscribirte a la conferencia-taller: ALQUIMIA DE LO SAGRADO FEMENINO Y SAGRADO MASCULINO:
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Hola Karina, que bonitos los cambios que se estan dando en sus paginas, especialmente en esta (que cada vez se complementa mas y mas). Crece, Madura y se Expande. *Me Gustaria Mucho si desde aqui mismo se pudiesen compartir tus alquimias textuales* En Facebook y demas Redes. Gracias Siempre por Acogernos y ser como esa Mujer-Madre-Chamana que esta constantemente Atenta y Dispuesta a Compartir, permitiendose Ser la que ES. Gracias!! Lindo Espejo.
Gracias querida Eliana, algunos textos podemos compartirlos con gusto por aquí, sin embargo, nos parece importante que este Blog pueda tener contenido distinto al de astrología.
Hermosas cada una de tus palabras, sin duda, eres/somos espejo.
¡Recibe un abrazo dulce, siempre!
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Ay. Ya me habís emocionado en tomar el taller hasta que vi que es una publicación del año pasado. Podrían decirme si darán este taller en 2017 por favor?