Toda luna llena nos trae la develación paulatina de algo que no habíamos logrado mirar con anterioridad. Es un tiempo de transparencia e iluminación. No siempre lo que comenzamos a mirar puede gustarnos, pero siempre, es necesario hacerlo para tomar consciencia de nuestro camino y así, volver a poner los pies en la Tierra.
Esta Luna Llena en Aries del 1 de octubre de 2020 conjunta a Quirón nos trae una ocasión especial para recapitularnos en un proceso íntimo que inició nuestra alma y corazón en los primeros meses de 2018, teniendo un momento crucial también en abril de ese año.
Lo que sea que vivimos o padecimos en esas fechas ha sido el inicio de un camino de autodescubrimiento y profundización en las heridas que hasta entonces no sabíamos que teníamos o que necesitábamos sanar con urgencia para permitirnos ser con verdad.
Quirón es el Sanador Herido, en Astrología es el asteroide que nos habla de las heridas del alma relativas al centauro interno que portamos, es decir, el guardián de nuestra naturaleza salvaje y humana. Él se posiciona en nuestro subconsciente como guía por todas nuestras heridas de esta índole hasta dar con la herida original.
El 17 de abril de 2018 Quirón entró en Aries, pero meses después en septiembre de 2018 y hasta febrero de 2019 volvió a Piscis en su andar retrógrado. Mientras estuvo en Piscis muchas de nuestras heridas permanecieron endulzadas y sostenidas por una narrativa que nos apoyaba a ver solamente la ilusión de lo bueno en nuestras relaciones y en nuestra forma de estar en la tierra.
En Piscis requerimos cultivar y reencontrarnos con la compasión, la espiritualidad como un camino de hermandad, la fusión con los otros para ser. Sin embargo, en el lado sombra con Quirón en Piscis paliamos la herida adormeciéndola, buscando remedios mágicos que nos hicieran sentir mejor, pero sin exigirnos ir a fondo o responsabilizarnos.
Con la entrada de Quirón en Aries la ilusión explotó haciendo que la herida que tanto buscábamos sanar con placebos se abriera y supurara un veneno viejo que no habíamos querido limpiar. Primero, porque quizás no sabíamos que existía, o también, porque hacerlo nos implicaba abrir un dolor muy del pasado o transgeneracional.
Quirón en Aries nos pide remover toda charlatanería emocional; nos para frente a la historia e identidad personal mostrándonos todo: veneno y medicina. Nos pide ser auténticas. Nos pide dejar de amansar nuestro fuego interno para intentar pertenecer. Nos pide hacer algo poderoso con nuestra ira y dejar de vivirnos a través de la lástima como exceso de la compasión experimentada en Piscis. Nos pide dejar de inventar identidades o mentir acerca de quiénes somos para caer bien a todo mundo. Nos pide ser brutalmente honestas acerca de lo que aún requerimos sanar. Nos pide soltar los trajes que nos protegieron para llegar a donde estamos, para ser quienes hemos venido a ser con impecabilidad y legitimidad de nosotras mismas.
Entonces, Quirón en Aries no se anda con medidas tintas. Si buscamos qué nos aconteció de abril a septiembre de 2018 y luego, en febrero de 2019 nos daremos cuenta que esas experiencias han sido tremendas iniciaciones hacia un trabajo interno fortísimo que ahora con esta Luna Llena en Aries podemos ya nombrar y distinguir.
¿Quién partió de tu vida en esas fechas? ¿Quién te traicionó? ¿Por quién te sentiste abandonada? ¿O qué tuviste que abandonar? ¿Cuál es la ilusión que se incendió para mostrar la verdad? ¿Con qué verdad brutal te encontraste? Y también… ¿Qué libertad más sagrada encontraste? ¿Cómo fuiste aprendiendo a ser tu prioridad? ¿Por cuál herida comenzaste a respirar de nuevo? Y desde entonces, ¿Qué identidad has aprendido a quemar en el fuego de tu orden sagrado interno?
Quirón en Aries ha quemado las naves. Nos ha enseñado que no todo puede ser miel sobre hojuelas porque lo real humano siempre nos pedirá equilibrar luz y sombra. Y para transitar la Tierra toca ser muy humanas y reales, y aceptar esa dualidad en los otros también.
En Aries, Quirón nos pide alquimizar la ira, colocándola como un fuego motor de voluntad y creación, y no como un arma de destrucción. Nos pide entender que el perdón radical es hacia nosotras mismas: perdonar nuestra humanidad cuando no pudimos frenar las situaciones que nos rebasaron, por no saber cómo poner límites amorosos, por re-editar nuestra herida original en nuestras amistades y seres queridos, trayendo caos donde debíamos encontrar paz y remanso.
Y también, Quirón nos ha pedido dejar de dulcificar o minimizar lo acontecido, dejar de justificar los malos actos e intenciones de otros. Nos pide colocarnos en orden sagrado respecto a nuestra luz y sombra, respecto a la luz y sombra de otros (sobre todo cuando son cercanos y queridos), respecto a lo que nos corresponde y lo que no es de nosotros. Y con esto, restaurar un orden divino que no teníamos ni practicábamos.
Con esta Luna Llena tenemos la oportunidad de tomar consciencia de este proceso, nombrar la herida (abandono, traición, humillación, injusticia, rechazo); entender desde dónde la perpetuamos en nosotras y en otros, cómo nos descuidamos, cómo permitimos que nuestro espacio personal sea invadido, y cómo invadimos y exigimos en otros lo que no hemos sanado desde el origen.
Esta Luna Llena se encuentra también en diálogo creativo con Venus en Leo y Mercurio en Escorpión (a punto de retrogradar) lo que nos da una Astrología enfocada al cultivo maduro del amor propio, del brillo personal, del diálogo saludable entre nuestras relaciones, entendiendo que todo veneno presentado lleva una potencial medicina para el corazón.
Recuperar nuestro orden personal nos implica recolocarnos en nuestro lugar sagrado: en el mundo, en el árbol genealógico, como amiga, hermana, hija, madre, colega, y soltar así, los roles de Salvadoras, Mártires, Víctimas. Si podemos hacer esto aquí y ahora, recalcular nuestro lugar en todos los espacios que somos, podremos trascender nuestra propia violencia y gozar la libertad total que nos trae ser auténticas, ser nosotras mismas.
Sentémonos en la Tierra, cerremos los ojos y visualicemos a nuestro Quirón personal o a esa Sanadora Herida que llevamos frente a nosotras mirándonos con compasión por nuestra humanidad y aparentes errores cometidos.
Sintamos nuestra herida y enviemos energía de amor porque quizás la herida del alma se volvió física y estemos cruzando la recuperación de una cirugía o enfermedad. Enviemos luz a su tejido, a cada una de las células, enviemos amor: pues para asirnos a la vida con fuerza en nuevas oportunidades, a veces necesitaremos cortarnos o fracturarnos para mirar con belleza el misterio infinito que somos.
Karina Falcón
Creadora de La Mujer Lunar y Directora de la Carpa Lunar