Durante las últimas lunas desde el mes de Piscis (febrero-marzo), Aries (marzo-abril) y ahora en Tauro (abril-mayo) hemos estado viviendo a la Madre Tierra con intensidad: lluvias, vientos, incendios, movimientos telúricos.
Y lo que sucede en la Tierra es un reflejo de lo que sucede en quienes la habitan: nosotr@s,
Cada elemento sagrado corresponde a un motivo humano: agua-emociones, aire-viento, tierra-cuerpo, fuego-corazón/espíritu. ¿Qué está sucediendo entonces con nosotr@s? ¿qué estamos haciendo con nosotr@s y nuestra relación con la tierra que habitamos?
La astrología de la luna llena de hoy nos habla de compromiso. Y el acto de comprometernos es hacernos responsables… responder de la mejor manera posible. ¿De qué manera podemos ser responsables por lo que está pasando? ¿En dónde nos toca comprometernos? ¿Estamos distraídos? ¿Estamos siendo conscientes y coherentes?
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El movimiento intenso de la tierra, los accidentes e incendios, los vientos fuertes nos están llamando a despertar.
Aquí y ahora ya no podemos sólo “sentirnos tristes y abatid@s” por lo que sucede, toca mirar más allá. Toca tomar consciencia profunda y reflexionar: ¿qué estamos reflejando en el mundo?
Podemos comenzar a sentir de qué manera nos estamos vinculando con la Madre Tierra a través de nuestro pensamiento (que se refleja en el viento que corre a toda velocidad, que no para, que está volcándose en destrucción ), a través de nuestra emoción y sentimiento (que se refleja en el agua, que llueve como torrente, que no permite que el sol salga, que no permite que el fuego se sienta acariciador), a través de nuestro cuerpo (que se refleja en la tierra, que tiembla, que se mueve, se cimbra), a través de nuestro espíritu y corazón (reflejado en el fuego, que se ha usado para destruir, para quemar, que explota y hiere, mutila).
Si en verdad nos permitimos parar nuestro “mundo” y la ilusión de no tener tiempo, nos encontraremos que tal vez, no estamos haciéndonos cargo de estos preciados elementos en nuestro ser. Reflexionemos un poco, si nuestros pensamientos se convirtieran en viento ¿qué tipo de viento serían?, si se convirtieran nuestros pasos en tierra ¿cómo se verían, qué tipo de huellas estaríamos dejando?, si nuestras emociones y tristeza fueran agua ¿cómo se vería esta agua, qué tipo de agua sería?, si nuestro espíritu se convirtiera en fuego ¿cómo sería este fuego?
Aquí y ahora, lo que miramos en la Madre Tierra nos está invitando a responder, a emitir una respuesta verdadera por nosotr@s, a comprometernos, por l@s que nos siguen y por todas nuestras relaciones.
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Toca reflexionar acerca de nuestra estancia en el planeta. ¿Nos estamos haciendo cargo del dar y recibir? ¿Seguimos tomando de la Madre Tierra y deshechando lo que “no nos sirve”, llamándolo “basura”? ¿A nivel personal también lo hacemos? ¿Nuestras emociones basura siguen infectando nuestros vínculos?
Hacernos cargo de este dar y recibir nos coloca en un lugar amoroso frente a todo, nos abren a la consciencia.
Sin duda, todo lo que está sucediendo alrededor nos está llamando a mirar en nuestra vida, a realizar cambios radicales, a dejar de ser víctimas para volvernos adult@s responsables, a transformarnos verdaderamente de adentro hacia afuera. Es en la paz interna que encontraremos el sustento, es el centro de nuestro fuego lo que nos mantendrá cálidos en medio del caos.
En este día podemos unir nuestros corazones en un intento de comprometernos (vincularnos con voluntad, tener la capacidad de responder); recordando que este compromiso funcionará afuera en medida que sea verdadero adentro. Si deseamos mirar cómo nuestra casa exterior se transforma y florece, toca hacer lo pertinente en nuestra casa interna.
Pongamos la mirada del corazón en nuestro hogar, hagamos alquimia, seamos honorables habitantes de la rueda medicinal llamada Madre Tierra.
La Mujer Lunar
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